Luis Carandell: "Hay pocas cosas que puedan ser llegar a ser tan aburridas como una sesión de Cortes"
Luis Carandell, Las anédotas del Parlamento, se abre la Sesión
Este historiador-cronista, licenciado en Derecho y periodista de vocación, fue en su larga y agetreada vida (Barcelona 1929-Madrid 2002) todo un viajero preocupado por mostrar a los ciudadanos de su patria la auténtica España profunda en muchos de sus ámbitos.
Por lo que hoy nos referimos a su persona es por su fresco y novedoso estilo de cubrir las sesiones parlamentarias a través de pinceladas de ironía y de una visión mucho más anecdótica y entretenida de estos eventos, a los que acudía con la esperanza de que algo fuera de lo "normal" o acostumbrado ocurriera dentro del gran hemiciclo.
Su afición por viajar le llevó a ser corresponsal en países como Egipto, Israel, Japón o la Unión Soviética de los que más tarde contaría sus experiencias en el libro Oriente Medio tiene la palabra. Fue testigo presencial de la guerra del Yom Kippur en el 73 y de la Revolución de los Claveles portuguesa y formó parte de publicaciones ya míticas en el periodismo tales como Cuadernos para el Diálogo y Triunfo. Una sección suya en esta última revista, "Celtiberia Show", alcanzó tanto renombre que los textos que la integraron fueron reunidos posteriormente en un volumen del mismo título. Fue un destacado cronista parlamentario, de cuya faceta salieron libros como Vivir en Madrid, Los españoles, Se abre la sesión, Tus amigos no te olvidan y Gracias y desgracias del Camino de Santiago, entre otras.
De su obra de 1998, Las anécdotas del Parlamento, Se abre la Sesión que contiene crónicas de numerosos y reconocidos periodistas que participaron en este género periodístico desde el propio nacimiento del parlamentarismo hasta la fecha de publicación de este libro, desde Francisco Sánchez Barbero, que firmó la primera crónica parlamentaria en 1810, hasta el mismo Carandell.
En este libro Carandell recoje más de doscientas anécdotas acaecidas dentro de las paredes del Hemiciclo desde que se instauró o se atisbó al menos la democracia en minúsculas. Además de ofrecer dichas situaciones en ocasiones chistosas por el toque de ironía que Carandell suele aplicar a sus escritos, contextualiza cada una de ellas dentro de la época en la que se dan. Por ejemplo, cuando don Juan Valera pronunció un discurso en la Cámara Alta en la que aludió a Shakespeare pronunciado dicho nombre como se lee en castellano y algunos diputados se rieron y el afamado escritor continuó dando su discurso en inglés, Carandell nos aporta primero los datos más relevantes sobre el personaje, nos aporta la fecha de dicha anédota y nos permite situarnos en ese momento concreto e imaginarnos incluso las caras que pondrían los diputados al ver a Varela dando su discurso en inglés.
Como esta anécdota, el libro esta repleto de fragmentos de crónicas de diarios de otras épocas, siempre que éstas hayan tenido un matiz diferenciador en cuanto a que se escapan de la normalidad en algún aspecto, ya que según palabras del propio autor:
"Hay pocas cosas que puedan llegar a ser tan aburridas como una sesión
de Cortes". Luis Carandell.
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