Los demócratas tienen el caballo ganador y los republicanos sufren una gran caída
Elecciones legislativas EE UU, 7 de noviembre de 2006
Por fin el pueblo americano ha demostrado que no son la primera potencia mundial sólo porque se dejan llevar como borregos por sus líderes políticos. Francamente no sé ni si ellos mismos entienden cuál es la diferencia entre ser republicano o demócrata en EE UU, si es que la hay, pero me alegro de que hayan puesto freno a la política sanguinaria de Bush.
Las elecciones legislativas han finalizado y aunque no se tratara de las presidenciales, Bush es sin duda el gran perdedor. El 9 de noviembre se decidieron los 435 escaños de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado (33) y 36 gobernadores de Estado de un total de 50.
En lo referente al Capitolio, se han cambiado las tornas completamente. Los republicanos consiguieron en las de 2004, 230 escaños y los demócratas 201. Este año son los demócratas los que se llevan 229 y por lo tanto controlan la Cámara baja. Sólo necesitaban recuperar 15 escaños, pero no, han vencido y lo han hecho arrasando con los "elefantitos rojos".
A Bush le quedaba la esperanza de conservar al menos el control del Senado, que junto a la Cámara de representantes forman la Asamblea Legislativa con más poder del mundo, y es que es capaz de parar de una vez por todas las políticas demagógicas del tirano americano (si ya decía yo que las mayorías no eran buenas). Y tampoco ha podido con la "democracia". Los "caballos azules" han sido los ganadores llegando a la línea de meta por muchos metros de ventaja. De los 33 escaños que se decidían, los demócratas sólo necesitaban recuperar 6 y han conseguido siete.
En cuanto a los gobernadores, los republicanos también han perdido. Hay siete gobernadores republicanos menos, entre los que no cuenta el reelegido Swarzeneger, y 6 demócratas más. Esto de cara a las presidenciales también debería preocupar a Bush, pues podría ser un reflejo de lo que pasará en las próximas presidenciales.
El pueblo americano ha hablado, mejor dicho, ha dado un rapapolvo a la política que ha llevado a cabo Bush con respecto a la Guerra de Irak en lo que más que unas legislativas ha parecido un referendum "anti-Bush", y ¿quién ha pagado el pato?, pues el cerebro de esa guerra: Donald Ramsfeld, quien justo después de conocerse los resultados electorales presentó su dimisión al presidente. Y éste, cómo no declaró que ya lo habían decidido antes de conocer la gran "leche" que se iban a pegar en las elecciones.
Ahora se nos presenta un Bush dispuesto al diálogo y a colaborar en todo lo que pueda para poner fin a una guerra que él inició y se le ha ido de las manos. Aquí no habrá tripartito pero debido a los ajustados resultados y la escasa diferencia todos tendrán que tenerse en cuenta, aunque como siempre en esta gran nación, las minorías permanecerán en el ostracismo.
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